Un Día Sin Nombre.

Un día sin nombre en el transitar de mi vida
busca un espacio para detenerme y pensar,
cauteloso me regresa en dirección definida,
directo al centro, donde siento y no puedo olvidar.

Un día como este suele llegar cada tanto,
vestido de Martes, Jueves o Sábado tal vez,
mostrando imagines, palabras, poemas,
recuerdos archivados que ponen mis vida al revés.

Un día singular sin fecha marcada en el calendario,
viene cargado de memorias felices y temores guardados,
fotografías y aromas que me llevan al pasado,
con nombres pasajeros en un viaje olvidado.

Días como este me transportan en un tren soñador,
por paisajes hermosos, rostros de luz y días lluviosos,
tal vez seis estaciones atrás de un Noviembre cualquiera,
o a un Mayo veinte y tanto de un aniversario libertador.

El fluir por sus horas en un viaje de décadas resumidas,
tiene señales en neon de etapas definidas, 
reductores de velocidad en una película vivida,
donde esta mi libro favorito en la biblioteca de mi vida.

El texto en que se resume esta historia recorrida,
me lleva como solfeo en un pentagrama musical,
con sonidos ágiles de un piano sentimental,
Bagatela 25 en la menor, para esta aventura vivida.

Relatos como este, con letra y música profunda,
lleva palabras punzantes y silencios extensos,
preguntas que espero responda el tiempo,
suspiros por quién recuerdo con gran afecto 
y la ausencia inexplicable de quien me quizo olvidar.  

Un día como hoy, sin notificación y cierta belleza,
recuerdo batallas, castillos, dragones y a mi princesa,
pienso en días compartidos y días solitarios, 
recuerdo el día que nos separamos y lo hago a diario.

Un día singular, repleto de gramática elocuente
con pasado complejo, presente simple y futuro progresivo,
lleva rostros adolescentes y una sonrisa omnipresente,
de aquellos que circularon en las escalas de este viaje,
y esta ella, que cambio mi vida y la volvió elocuente.

Un día de aguas mil o un marzo de últimos caracteres,
o talvez hoy, un día de lagrimas profundas,
un día general con efectos particulares,
o simplemente hoy con recuerdos y mil preguntas.

Este día que termina y regresa cada tanto,
lleva una historia que siempre es bueno recordar,
suele mantenerme hipnotizado, casi tonto,
y me recuerda que ante todo, siempre supe amar.

Aovon Nabetse.

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