Taciturno


Con el pasar de los años 
se apaciguó el sentir contestatario,
el dolor y la pasión los aprendí a silenciar,
por costumbre a ser un solitario,
que va olvidando la belleza del comunicar.

Hoy el papel y la tinta son mi diario acumulado,
o mejor dicho el ordenador y el pálido teclado,
que hablan de sueños, lágrimas y vivencias, 
mi relato, si es que ha alguien le llega a interesar.

Aprendí a callar por motivos diferentes,
mas que todo por oídos ausentes,
pues cuando quise llegar con un mensaje elocuente,
fueron muros los que no quisieron escuchar.

Hoy suelo pedir permiso para hablarle al silencio,
imaginando conversaciones que no sucederán,
hay discursos guardados en el baúl de los recuerdos,
que no se si el sonido algún día conocerán.

Con el pasar de los años,
aprendí a amar sin ser amado,
aprendí a llorar sin lagrimas brotar,
aprendí a reír con una mueca silenciosa,
aprendí a observar los detalles más hermosos en lo que nadie quiere ya mirar.

Todo aquello lo hago en profundo silencio,
escribiendo los detalles en mi poesía,
siendo cuidadoso para a nadie con mis palabras molestar,
pues con el pasar de los años y las caídas en la vida,
hay textos por escribir
y cada vez menos oídos
a los que el mensaje les pueda interesar.

Aovon Nabetse.

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