Sin Previo Aviso


Al comenzar la tarde de la estrella tibia,
bañada de un cielo celeste que el cansancio alivia,
en lo recóndito de la memoria de un tiempo incierto,
aparece tu imagen y me deja en desconcierto.
El buzón de las fotografías de los recordados,
arroja inmisericorde tu retrato enorme,
tan bella, como cuando te vieron mis ojos enamorados,
sucumbiendo en la memoria de los días olvidados.
El presente busca si aun existen recuerdos
y la memoria juega a olvidar los sentimientos,
en el cálido momento de un suspiro intransigente,
el corazón late acelerado, pues aun la tiene en mente.
La historia evoca el palpitar de aquellos tiempos,
en que su imagen era la razón de mis sentimientos,
sus profundos ojos obscuros que robaban mi razón,
las madrugadas enteras en que escribía a su corazón.
Como será de cruel el destino, que la trae a mi memoria,
como será de sabio el destino, que la presenta en mi historia,
es tal vez la dura prueba del recuerdo enamorado,
o la reminiscencia de que alguna vez he amado.
Estrella, que hoy te presentas sin previo aviso,
permíteme dedicarte las palabras nunca pronunciadas,
permíteme contarte que estas marcada en mi historia
permíteme decirte que te llevo con tinta en mi memoria.
Decirte que luces impecable tu belleza como ayer,
que tus ojos soñadores brillan con dulzura,
se que tras tu seriedad , ocultas una hermosa sonrisa,
decirte que te ame y que nunca te lo pude decir.
Te llevare prendida como un recuerdo de lo que no pudo ser,
te recordare como homenaje a la belleza de la mujer,
guardare los sentimiento hacia ti con ternura,
seguiré mi camino, de esta vida dura.
Tras mirarte fijamente a través de los minutos,
en este baúl de los lejanos recuerdos,
cerrare mi poesía, terminare mis palabras,
para no sentir mas de lo que los recuerdos
deben sentir.
Aovon Nabetse.

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